viernes, 29 de febrero de 2008

Sobre T.

Quería hablar de él.
Llevo meses queriendo hablar de él.
No puedo. Cada vez que empiezo, me detengo.
Quiero hablar de él y no encuentro la manera.

¿cómo hacer?

Necesito hablar de todo el tiempo que cabía en el departamento cuando él perseguía destellos en los discos o jugaba con el chorro del agua. A veces me gritaba desde el otro cuarto para que lo viera, demandándome como un niño pequeño algo de atención. Otras, me convidaba de su sillón y su atardecer y yo me sentía privilegiada y entera, aunque luego me odiara profundamente.
Aunque me alejara de él sin explicación.

Quería hablar de esos días de soledad en la escalera mientras el teléfono guardaba un silencio terrible y yo, absurda, lo descolgaba de vez en cuando para ver si en verdad estaba funcionando porque nunca había tenido un teléfono con semejante mutismo; y él me dejaba tocarle la cabeza, y con suavidad apoyaba sus uñas en mi cara como diciendo: "podría arrancarte los ojos, pero no quiero..."
Esos días de decir nada más una palabra, y que esa palabra fuera solo para él.

Y un día, como si él nunca hubiese llegado, todo quedó en silencio.
No más sus ojos de cuchillos, no más su pelo en mi almohada, no más su pecho contra el mío.


Fue el alivio más amargo el de su plato vacío...

domingo, 24 de febrero de 2008

Aquel que tiene la razón indiscutible y absoluta, no necesita de nada ni de nadie...

viernes, 22 de febrero de 2008

Me pasó algo más o ménos así:

Él le presta a ella su acreditación de prensa para entrar al FICCO (Festival Internacional de Cine Contemporáneo) gratis!!!
Él le dijo: "No la vayas a perder"
Ella contesta: "es imposible que la pierda"
Ella guarda el gafete que dice "prensa" en su infalible bolsa verde donde es imposible que las cosas se pierdan...

Corte a: Interior de cinemex medio vacío
Ella busca tranquila frente a la señorita de acreditaciones de prensa del cinemex insurgentes, pues está segura de que el gafete que dice "prensa" está en su infalible bolsa verde.


Corte a: Interior de cinemex medio vacío

Ella busca intranquila frente a la señorita de acreditaciones de prensa del cinemex insurgentes porque el gafete que dice prensa no está dónde lo guardó la noche anterior: en su infalible bolsa verde.
“Estoy segurísima de que la traía”- dice con cara de “no mames no mames no mames, puta madre no mames no mammm…”. Vacía la bolsa frente a la señorita, quien, apenada, se ríe un poco cuando de la bolsa cae una toalla sanitaria (ella no entiende porqué todavía hay mujeres a las que les da pudor ver o mostrar una toalla sanitaria, sobre todo si está nueva y dentro del bonito sobrecito color rosa que suelen cubrirlas).


Corte a: Exterior de centro comercial, pasa gente que la ve discretamente y se aleja, nadie soporta ver a una señorita llorar de esa manera.


Llorando sentada en la banqueta de plaza insurgentes, ella vacía, por segunda vez, el contenido de su infalible bolsa verde, que incluye: cartera, lápiz labial, una memoria usb, ipod, llaves, chocolate petrificado, chicles, toalla sanitaria en bonito sobrecito, revista con programa del ficco, klinex sucios, volantes publicitarios, estampita de Bob Esponja; pero no hay nada que se parezca a la acreditación de prensa que él le prestó

Finalmente, corte a: Interior de casa, perro blanco lanudo observa todo desde el sillón con indiferencia y cierto cinismo.
De regreso en casa, ella llora más, le habla a él para informarle que la bolsa verde infalible...no sirve. Él, como todo un caballero, dice: no te preocupes.
Pero ella está preocupada y no quiere parar de llorar...

jueves, 21 de febrero de 2008

A veces uno se da cuenta: lo que se quiere, no se parece en nada a lo que se quiso, se está queriendo o querrá...


Durante mucho tiempo quise un caballo blanco que nunca tuve. Ahora ya no añoro el relinchido feliz de mi caballo blanco que nunca tuve, porque tengo un perro blanco y lanudo como el que siempre quise.
Y si de querer se trata:
Quisiera ser pirata- hada- medico-ninja- bailarina- embajadora- astronauta- arquera- cantante- campeona jinete (entre otras cosas).
Quisiera que el miedo del mundo fuera sometido y anulado.
Recordar tantas cosas y olvidar tantas otras
Quisiera poder permanecer mas tiempo quieta
también
Quisiera poder moverme mas.
¿Quién no querría descubrir la vacuna contra el sida?
Pero hoy me fue revelado uno de los nombres de cosa más increíbles; hacía mucho que no me sorprendía tanto un nombre... sólo escucharlo y fue amor a primera oída. La quise, la quiero. Totalmente la necesito: ¡Quiero una Monstrera Deliciosa!!!
Así es, oyó usted bien, una Monstrera Deliciosa. Ese es su nombre científico y yo quiero una.

martes, 19 de febrero de 2008

and Indeed you lose...

A dreaded sunny day so I meet you at the cemetry gates.

Keats and Yeats are on your side

A dreaded sunny day so I meet you at the cemetry gates

Keats and Yeats are on your side

while Wilde is on mine

So we go inside and we gravely read the stones, all those people, all those lives

where are they now?

with the loves and hates and

passions just like mine they were born and then they lived and then they died

seems so unfair

and

I want to cry

You say: "ere thrice the sun done salutation to the dawn"and you claim these words as your own

but I've read well, and I've heard them said a hundred times, maybe less, maybe more

If you must write prose and poems the words you use should be your own

don't plagiarise or take "on loans"

there's always someone, somewhere with a big nose, who knows and trips you up and laughs when you fall

who'll trip you up and laugh when you fall

You say: "ere long done do does did"

words which could only be your own

and then you then produce the textfrom whence was ripped some dizzy whore, 1804

A dreaded sunny day so let's go where we're happy and I meet you at the cemetry gates

Oh Keats and Yeats are on your side

A dreaded sunny day so let's go where we're wanted and I meet you at the cemetry gates

Keats and Yeats are on your side

but you lose because wild lover Wilde is on mine

Cemetry Gates. The smiths.

viernes, 15 de febrero de 2008

Como si existieran









“Conoces tu eje una vez que lo has perdido…”




Pensó en equilibrista, mientras veía la tierra acercarse.




Foto: Denis Darzac

martes, 12 de febrero de 2008



Entonces....

En plena primavera,
cae otoño...

sábado, 9 de febrero de 2008

Muerto de la risa...


Era un hombre joven el que subió, con permiso del chofer, al autobús; vestía un atuendo completo de payaso.
Digo que era joven a pesar de que la gruesa capa de maquillajes color pastel que le cubría sin discreción la cara no permitía realmente distinguir mucho de aquella: Nariz roja y florecita en el tirante que sujetaba sus pantalones bombachos, casi seis tallas más grandes que lo necesario, y los zapatos eran de puntas gigantes.
En esta ciudad uno está acostumbrado a todo tipo de personajes que hacen uso de los más increíbles y astutos trucos e historias para conseguir sacar algunas monedas de los transeúntes. Por esto, cuando el payaso comenzó su discurso, nadie puso especial atención. Era solo otro, tratando de ganarse la vida.
El hombre comenzó a hablar con una vocecilla afilada y llena de cadencias que pretendían ser cómicas: “Damitas y caballeros, mi nombre es el payaso Cascarita, pertenezco a la agrupación a favor de la risa sana A.C, donde nosotros, para evitar caer en las droooooooooogas y vicios cochinos, nos pintamos las caritas y salimos a tratar de sacarle una sonrisita en su camino al trabajo…” Hablaba con una especie de júbilo automático, detectable en las personas que pasan demasiadas horas al día repitiendo infinitamente lo mismo, como actores sobre ensayados, tratando de hacer que lo que dicen repetidamente suene como si fuera la primera vez: “…gracias a dios, yo y mis hermanos payasitos hemos logrado salir adelante manteniéndonos honradamente al realizar funciones para diversas instituciones como casas hogar, casas de cultura, delegaciones y comercios varios. Nosotros somos regulados por una agencia que nos programa el trabajo. Pero a veces esto no es suficiente, no alcanza, y entonces nos vemos en la penosa necesidad de salir a las plazas, parques y camiones para hacer reír a la gente a cambio de una moneda que no afecte en su economía. La vida de un payaso es dura,-dijo melodramático- nosotros no contamos con prestaciones de ninguna especie, ni con fondos de retiro. Tampoco contamos con seguros de gastos médicos ó funerarios de ninguna especie. Ayer por la mañana salimos a trabajar yo y mis compañeros: Cindycienta, Tolochón, el payaso Mañanita y su asistente Bocón.” “Desafortunadamente el microbús en el que viajaban mi amigo y compañero payaso Mañanita y el asistente Bocón se vio involucrado en un accidente de transito.”
Hizo una pausa, tomó un respiro y sin previo aviso renunció a todas las inflexiones de voz, a todas las cadencias y palabras en diminutivo y a todo adorno a lo que decía. Y entonces habló con su voz de hombre, grave como piedra: “el payaso Mañanita fue trasladado a la cruz roja de Polanco, donde finalmente falleció. Mañanita acababa de cumplir veinticinco años ininterrumpidos de payaso el mes pasado. ”
Yo pude imaginar perfectamente aquél hombre con la cara pintada de colores brillantes, el traje de cuadros gigantes desabrochado, mostrando el pecho pálido y descolorido, blando, redondo, inerte en la camilla de un quirófano donde todos los desfibriladores, lámparas y máquinas están ya a oscuras y en silencio. Pude ver la camilla con los zapatos gigantes asomando de entre las sábanas.
-“El cuerpo del payaso Mañanita se encuentra ahora en la cruz roja de Polanco y no pueden entregárnoslo si no tenemos una caja para él. Por ello, mis hermanos payaso y yo hemos salido a la calle con urgencia, invocando a la bondad de la gente de esta ciudad para que nos ayuden a darle digna sepultura a nuestro amado compañero, un hombre de la risa, un solado del humor, que injustamente murió en el cumplimiento de su deber.”-
Fue inmediato, como un hechizo, un gran acto de hipnosis colectiva; el mejor de los magos lo habría envidiado. Todos los pasajeros sacaron las carteras, monederos, billeteras y comenzaron a desembolsar lo que podían. Yo no fui la excepción.
Una señora de muy avanzada edad, al dejar caer un billete de cincuenta pesos dentro del gorro colorido, con una voz cálida y carrasposa le susurró al actor: que dios lo bendiga...
Cuatro días después, en otra ruta de microbús, volví a ver al mismo hombre, es decir al mismo payaso actor, contaba la misma historia…el payaso Mañanita y su trágica muerte, pero en esta ocasión, el asistente Bocón estaba mal herido y necesitaba un caro procedimiento quirúrgico y ¿una válvula aortica? Pero lo hacía tan bien, pero tan bien…que yo, junto con todos los asistentes, volví a dar dinero a tan genial intérprete.

viernes, 8 de febrero de 2008

Leccion de anatomía para la señorita D...

Basada en una anécdota real…de un personaje real…

La señorita D. clamaba y reclamaba ser extraordinariamente inteligente.
Con todos mostraba aires...o, mejor dicho, ventarrones de superioridad, que en ocasiones se convirtieron en huracanes.
Es justo admitir que la señorita D no era tonta. En realidad era bastante astuta aunque a veces, ese era en si el problema: se esforzaba demasiado en resaltar a como diera lugar su inteligencia, y eso no es muy inteligente.
Ella adoraba una discusión o un debate durante el cual pudiera “imponer” su práctica memoria y el millón de citas textuales que había acumulado en ella a lo largo de su frenética búsqueda de ser INTELIGENTÍSIMA.
“Mi pasión es el conocimiento” afirmaba. Yo siempre creí que su pasión era más bien tener la razón indiscutiblemente, que, insisto: seamos justos con la señorita D, esa es una pasión que todos, de una u otra forma, compartimos. Aunque en ella parecía que en eso se le iba la vida.
A veces subía el tono desplegando desplantes dignos de una nominación al Oscar.

La señorita D. consideraba que si
Marlene Dietrich y ella se hubieran conocido, con seguridad habrían tenido un tórrido romance y Marlene la habría amado hasta en su biografía autorizada.
Estaba segura de que, si hubiera tenido la oportunidad, es decir, si el tiempo no le hubiera jugado la mala treta de hacerla nacer en la época y el país equivocados,
Laurie Anderson, la habría hecho su amiga cercana y confidente. Si, seguro Laurie la habría encontrado increíblemente enigmática y articulada. Habría admirado sus afiladas anotaciones y su excelente gusto por la cocina y los objetos antiguos, le habría apasionado su plática, su genial sencillez y seguramente la señorita D habría influido profundamente su filosofía y posturas ante la vida, incluso era muy posible que Laurie le hubiera dedicado una canción. Más de uno le habrían escrito canciones: Lennon, Leonard, Marvin, Nina, Paty, solo por mencionar algunos de los muchachos. Desde Cortazar hasta Baudrillard, pasando por Duras, Woolf, Bolaño o Blake la habrían hecho personaje inmortal en sus novelas, textos o poemas. Si no hubiera sido por el maldito tiempo.

¿He mencionado que la señorita D. desvariaba febrilmente?

Si bien la señorita D. no era espectacularmente bella, cuando ella hablaba de sus propios atributos solía decir: “yo lo que tengo son brains”.
Estaba convencida de que su sensualidad estaba dada por un misterio indecible, un pensamiento apasionado y erótico. Su intimidad era tan compleja que ella no requería de la pura y vulgar carnalidad, solía asegurar que sus mejores orgasmos podían ocurrir sin necesidad de tocar un milímetro de piel, solo haciendo uso de su brillante mirada y alguna que otra palabra. Tengo la seguridad de que en realidad la señorita D le tenía terror al acto sexual en cualquiera de sus formas y variantes (aunque yo siempre he pertenecido a la corriente del psicoanálisis silvestre, mismo que carece todavía del reconocimiento de cualquier academia o institución, lamentablemente).
Pero D, constantemente insinuaba sus grandes experiencias y su extraordinaria capacidad de amante. Esa hubiera sido solo una de las razones por las que todos aquellos hombres y mujeres memorables le escribieran todas esas canciones y novelas llenas de palabritas clave y anécdotas personales maquilladas de metáfora.

Cuando opinaba solía ser implacable y dura.

Así, cuando aquella tarde en que todos nos disponíamos a merendar se inició la discusión de si el esqueleto humano femenino tiene menos o más huesos que el masculino y viceversa, su afirmación me fascinó y dejó estupefactos a todos los asistentes.
Yo sostenía que el esqueleto masculino tiene el mismo número de huesos que el femenino: entre 206 y 208 huesos (sin contar los minúsculos huesos del oído) y sin importar el sexo; algunas mujeres tienen uno o dos huesos de más, igual que algunos hombres.
Debo destacar que, si bien yo no me considero genial, ni digna de ser la inspiración de pensamientos insuperables, después de trabajar cinco años como paramédico en la sala de urgencias del Centro Médico Universitario, siendo reconocida por la escuela de médicos militares y la asociación de atención pre hospitalaria Norteamericana; tenía la certeza de que conocía (y conozco) a la perfección la anatomía del cuerpo humano incluso a nivel celular. Esto era un hecho, por todos los asistentes, conocido.
Ella con voz condescendiente y remarcando la paciencia que buscaba tenerme dijo:
“Todos saben querida que el hombre tiene un hueso más”- Afirmó contundente y firme, y con cierta picardía insinuó con la mirada.
“¡No puedo creer que se te olvide el hueso más importante de la anatomía humana, a ti que deberías conocerla como la palma de tu mano!”—y sus ojos apuntaron hacia su ombligo- “De verdad que eres ingenua querida, que dios proteja a tus pacientes; el hueso más importante: ¡el pene, tonta!”- Sostuvo. Todos los asistentes guardaron silencio incrédulos.

“Pero señorita D”.- contesté-“… el pene no es un hueso”. Ella soltó una pequeña carcajada que por la duda calló inmediatamente.
El novio de la señorita D se limitó a bajar la mirada reprimiendo con dificultad la risa.
La señorita D se sonrojó un poco y sus ojos dejaron en evidencia su sorpresa y desconcierto. Buscó en su infinita memoria una cita que la salvara de la situación, un apunte anatómico que le diera la razón…
“Ho ¿no lo es?”- preguntó extrañada y estreñida.
“No- dije yo- no lo es”.
“¡¿Entonces qué carajos es?!”- Remató.

martes, 5 de febrero de 2008

Hoy mi sobrina de seis me preguntó:



¿para qué sirven los calzones?


......

!!!!

???????


Para quitarlos- contesté...


Para quitarlos.

Jamás subestimen la capacidad afrodisiaca de las nueces y las lechuzas



si señor, siempre en su punto ¡CALIENTITAS!!!

lunes, 4 de febrero de 2008

Lunes

  • Cepillarse los pies
  • Respirar el aire que exhalo
  • Doblar en la esquina incorrecta dos veces
  • Memorizar las capitales de los países africanos
  • Salir y volver a entrar inmediatamente
  • Convocar genuinamente las cosas al nombrarlas
  • Esfumarme al sonreír
  • Hablar con un autobús
  • Bailar sin música
  • Renunciar al trabajo
  • Trabajar
  • Atestiguar el proceso de una herida
  • Cambiar de peinado
  • Aguardar, pero nunca esperar el martes
  • Pasarme de la raya
  • olvidar un cumpleaños
  • inventar mi día feriado
  • confesarle amor fiel a la tetera
  • Despedir al gato

    Martes:
  • Reportarme enferma