viernes, 16 de enero de 2009

¿Cuál es su problema?- preguntó el psicoanalista cuando ella se sentó en el diván.

El problema es que soy ingenua y tonta.

El problema es que me cuesta trabajo desahuciar lo que ya no tiene remedio.

El problema es que creo que todo, excepto la muerte, tiene remedio.

El problema es que no entiendo que lo que yo conozco por amor es otra cosa.

El problema es que soy débil cuando del afecto se trata.

El problema es que creo en cuentos.

El problema es que no sé qué es lo que quiero.

El problema es que lo quiero todo.

El problema es que no soy firme pero parezco dura.

El problema es que estoy descompuesta y sana.

El problema es que amo profundamente, neciamente, a pesar de mí propia resistencia.

El problema es que me importan mucho muchas cosas.

El problema es que me duele.

El problema es el tiempo.

El problema es que estoy triste y feliz al mismo tiempo.

El problema es que no me conformo.

El problema es que no suelto aquello que debe irse.

El problema es que siempre quiero dar batalla.

El problema es que no sé cuándo dejar de hablar.

Pero fuera de eso…no hay problema.

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