miércoles, 30 de julio de 2008

De lo perdido

Cinco pares de ojos me miran, pero no me ven. Contemplan la horrenda blusa de flores que llevo puesta:
Well, I think this won’t work, maybe we should try some thing uglyer
Dicen entre si los extraños.
No me hablan a mí, yo no estoy, no existo en ese cuarto.
Me piden que me cambie la ropa, me tocan el pelo, hablan entre ellos y piden que me cambie otra vez. Algo más feo.
Well, she is not important, she is only gonna hold the bottle, and thats it.
¿No lo notan? ¿Lo habrán pasado por alto?
Yo soy Ofelia, soy Cordelia
Lolita, Lol
Agatha, Lisistrata, Helena, Norha…María, Alejandra, Patricia, Verónica…
Puedo serlo y lo he sido.
Soy un Panda. Un panda bailarín, escritor y actriz…
¿No lo saben?
Yo contemplo la vida, los detalles pequeños de las personas y encuentro historias en todos lados, en donde se pueda.
Sostengo tu botella de coca si me pagas bien por hacerlo, para tener la posibilidad de contemplar la vida y encontrar historias, para escribir aquí que tú y tu oficio son mi tristeza y mi sustento, señor publicista por lo menos míreme cuando me habla.
Salgo de allí, sin haber sido vista, sólo examinada, y llego al metro con un océano en los ojos pensando: “No lo notan….no lo ven…” y por un segundo dejo de existir.

Hoy mi computadora murió, y con ella mis historias, mis fotos, mi trabajo y más de diez años de música que junto a él coleccioné.
Cuando junté mis cajas para irme de nuevo, él dijo, condescendiente y amable: ¿y los discos? Llévate los que quieras.
Yo tuve náuseas provocadas por esa amabilidad y esa condescendencia que me parecían un maltrato después de diez años de mirarlo dormir y maravillarme de él, y contesté indignada: lo tengo todo en mi computadora, quédate tú con ellos…
Hoy no tengo nada.
¿Qué vas a hacer? ¿Decirme que todo va a estar bien?
Yo se que todo va a estar bien, porque nada está bien y eso es el orden natural de las cosas.
Perdí mi música y aunque la voy a recuperar con el tiempo, hoy me hunde una pesada tristeza el corazón.
Ahora, este panda tiene que pagar por escribir en el ciber café de la esquina, en una máquina ajena. Y como nadie nunca me ha pagado por escribir, eso se convierte en un problema, no tengo tanto dinero para pagar por los minutos que me tardo en estructurar mi pensamiento y mi imaginación. Escribo rápido y trato de ser eficiente, intento no errar mucho en la ortografía y en la redacción, pero se que una vez publicada esta entrada, voy a querer corregirla, como acostumbro, y no voy a poder porque “time is monney” y hoy mas que nunca, el tiempo me cuesta.
Por esto, y por la tristeza de ser todo lo que soy y que no valga de nada, ni siquiera para que me vean a la cara cuando me hablan, este panda dejará de escribir en este sitio por un tiempo, en lo que consigo que alguien me pague y pueda comprar una computadora para re hacer todo lo que perdí.

Si alguien quiere colaborar con mi acervo musical puede enviarme archivos de audio a: avecesyo22@gmail.com, no importa que, será bienvenido y en un tiempo lo subiré a mi propia compu, que seguramente pagaré sosteniendo botellas de cocacola o siendo "bonita" ante los ojos de cartón de algún ciego detrás de una cámara.
Lamento el tono azotado de este texto.
Saludos y espero verlos muy pronto.
¿verlos? Sí claro, verlos, vernos.

sábado, 26 de julio de 2008

Jugábamos...

Se llamaba Gege, todos le decíamos “je-je”, así como suena, no recuerdo si su nombre era Jorge o Sergio, pero todos, hasta su familia le decíamos Gege. Fue un niño con el que a veces jugamos mis hermanos y yo, de pequeños.

Gege así se presentaba y distinguía de los demás.

Yo hice llorar a su mamá una vez.

En ese momento no entendí por qué, yo tenía alrededor de cuatro o cinco años, y a esa edad el entendimiento del mundo es muy particular. Uno sólo conoce la curiosidad pura, sin la atadura de un censor moral severo, todavía. Uno sólo quiere saber, del mundo, de las cosas pequeñas y su movimiento; de las grietas que aparecen de pronto un día en la pared de la cocina o en la cara de la tía o del abuelo. ¿Cómo llegarían ahí? ¿Porqué hay una infinita y pequeña línea negra alrededor de todo? ¿Qué es el perímetro? ¿Yo qué soy? ¿Puedo ser un hada?, un caballo, ¿entonces yo qué soy?

De niño se tiene un pensamiento revolucionado y todo puede ser una oportunidad de aprendizaje en potencia. Desde los tres hasta más o menos los seis años preguntamos muchas cosas y no nos preocupa la forma de la pregunta. No sabemos que nos tiene que preocupar.

Así que estando yo en esa etapa de mi existencia jugaba con Gege y mis hermanos.

Cuando Gege nació, le pronosticaron seis horas de vida como máximo. Nunca nadie había visto un bebé así. Carecía de cualquier masa muscular y tenía deformidades evidentes. Su salud era nula.

Los médicos del pequeño hospital en el que nació no supieron diagnosticarlo. Tuvieron que llamar a especialistas en genética para analizar el excepcional caso.

Gege había nacido con una rara afección genética en los músculos, de la cual, en ese entonces se tenían reportados sólo otros dos casos en el mundo. Y ninguno había sobrevivido más de dos días.

Eran bebés con deficiencia de keratina y proteínas, su cuerpo no podía desarrollar musculatura y dado que el corazón es un músculo, su corazón fallaba, y por consecuencia sus riñones también y sus pulmones y casi cualquier otro órgano.

Al final, desafiando cualquier pronóstico, Gege vivió hasta los diecinueve años. Su vida no fue normal. Tuvo problemas de lenguaje, y jamás se puso de pie, entre otras dificultades. Gege era un niño evidentemente enfermo, pero que finalmente podía jugar con nosotros e incluso lograba defenderse de los demás, arrojando juguetes y objetos varios por el aire. Aunque su visión era débil, ocasionalmente lograba atinar al objetivo. Cuando llegó a la adolescencia aprendió a maldecir: “igaaa uuu mdreeeee” (chinga tu madre). En ese entonces yo ya no lo veía, pero me alegró saber que consiguió mentar madres y putear a gusto. Finalmente, si alguien tuvo razón y derecho de maldecir a la vida y todo lo que en ella hay, ese fue Gege.

Al carecer de masa muscular suficiente, Gege se desplazaba gateando de un lugar a otro, incluso en el parque o en el patio, él era mayor que yo por algunos años, sus huesos eran frágiles y evidentes bajo la delgada piel. Tomaba medicinas cada media hora que le daba su madre agotada. Recuerdo cómo la hice llorar.

Una tarde, ella se acercó a Gege con un jarabe. La observé y pregunté:

- ¿qué es eso?

-Es la medicina de Gege.-contestó

-¿porqué le das medicina?

-Porque está enfermo…

Y tuve una gran duda entonces:

-¿Y cuándo se va a curar?

La madre de Gege hizo un silencio largo y sus ojos se inundaron enrojecidos. Tuvo que contestar:

-Nunca. Él es enfermo.

Y así, a los cuatro años hice llorar a una mujer agotada y sin esperanza.

-A lo mejor un día sí se cura- dije, tratando de dar consuelo a esa desconsolada señora que para contestar a mi curiosidad había tenido que decir en voz alta lo que posiblemente no se había atrevido a decirse a sí misma. Nunca.

Gege dio batalla y resistió, maldijo y se burló de la ciencia como pocas personas que haya conocido y finalmente se curó a los diecinueve años, ante los ojos agotados y secos de su madre y su hermana.

viernes, 18 de julio de 2008

Oma...

Muchas gracias a todos los que se han preocupado por ella. Los antibióticos hicieron efecto y también el cambio de veterinario. Oma se ha recuperado y está de nuevo persiguiendo vecinos,
esperemos que que por mucho tiempo.
Gracias.

miércoles, 16 de julio de 2008

yo quiero ser bailarina y tocarme la cabeza con la punta del pie...



martes, 15 de julio de 2008

Marguerite

¿Ya terminaste el libro?- pregunta él.
Sí- responde ella con inseguridad.
¿Qué te pareció?-
Hermoso-
Él desconfía, encuentra tibia su respuesta ante lo que ese libro es.
Solo hermoso no es suficiente- piensa él- tal vez no lo terminó.
Es un libro grande, conmovedor ¿no?- y continúa: - ¿cómo se llama la mujer de la casa?-
Ella contesta:
No me acuerdo-
Ella se acuerda, sabe quién es la mujer de la casa, pero se da cuenta de la desconfianza, nota que él duda que terminara el libro, se siente evaluada. Sabe que no podrá decir nunca cuánto la estremeció aquella lectura, las palabras no le alcanzan, el corazón se siente empequeñecido ante la grandeza de aquellas frases, a veces el mejor comentario es un silencio cargado de pensamiento. Cierra los ojos, ve el mar, el calor, escucha las sirenas del fuego, la invade una blancura ardiente.
S. Tahala- dice ella sonriendo. Sabe que en el libro, todos están, son y se llaman S. Tahala.
Acompáñame mañana a comprar el libro anterior a este, quiero que lo leas para que entiendas- dice él
Sí, para que entienda-

Ella entiende.
El amor.

martes, 8 de julio de 2008

Oma

Esta es la pata de Oma.

Ella es grande, como pueden apreciar en esta fotografía de su pata contra mi muslo.

El domingo antepasado Oma comenzó a parir a sus crías y terminó tres días después.

Fueron en total 15, algunos nacieron muertos, otros se veían sanos, pero dos días después todos los 15 habían muerto.

Cuando menos de media camada estaba todavía viva, mi madre llamó a un médico para saber si había algo que pudiésemos hacer para ayudar a los que quedaban vivos. Este mediocre le sugirió a mi madre que la razón por la que los recién nacidos estaban muertos era porque “A veces hay buenas madres y a veces hay malas madres”, y aparentemente nos había tocado una mala madre.

Sentí extraño este diagnóstico ya que yo había visto a Oma parir y atender a los primeros ocho que nacieron. Los lamió y les cortó el cordón a todos los ocho, comió las bolsas grisáceas que los envolvían y los iba acercando lo más que podía a su vientre. Se veía muy segura en lo que hacía.

El problema en realidad no fue un instinto maternal atrofiado; ocurrió que durante el parto, uno de los fetos se quedó enredado y murió dentro de ella. Bloqueó el canal para los otros que quedaban adentro. Eso retrasó la labor de parto y produjo una inflamación en las glándulas mamarias, bloqueándolas e infectando. Esto se conoce como “Mastitis” y si alguna vez has tenido tetas sabrás, o podrás imaginar, lo mucho que llega a doler que se bloqueen los conductos de esa zona. Oma no pudo alimentarlos, no porque fuera una mala madre sino porque estaba a punto de morir de fiebre y dolor.

Nosotros, pensamos que estaba decaída por el parto, pero no entendíamos porqué no permitía a las crias comer. Al principio creímos que era un proceso de selección natural, Lo habíamos visto antes con otras camadas. Cuando la madre, por instinto, aleja a una cría del alimento suele tener una explicación y regularmente es que ese cachorro viene mal (y les prometo que me ha tocado ver lo equivocado que es tratar de salvar a esas crias que por sí mismas no podrían sobrevivir ni un ventarrón). Además en mi familia, con respecto a las mascotas tenemos ciertos principios. Uno muy importante rezaría: no es inteligente acercarse demasiado a una hembra parturienta, mucho menos si esta tiene el tamaño para arrancarte la cabeza de un solo mordisco; nunca sabes bien cómo van a reaccionar las madres durante los partos.

Pero el miércoles Oma tenía dificultad para respirar. No notamos la fiebre y como había estado bebiendo agua, pensamos que estaba fatigada pero bien. Todavía había dos vivos. Pero al final no quedó ninguno. Otro veterinario inyectó a Oma una fuerte dosis de antibióticos, que le dieron la fuerza suficiente para levantarse.

Y cuando logró ponerse en pie, lo primero que hizo fue ir, angustiada, a buscar sus crías

Mala madre ha de haber sido la de ese veterinario Freudiano hijo de cabra.

En este momento Oma está internada en el hospital, y parece responder favorablemente a los tratamientos, pero todavía no está fuera de peligro.

Mejórate pronto Oma…

domingo, 6 de julio de 2008

Fantasía

“¡Si Batman existiera estaría pateándote el trasero en este instante!!!!

Y estaría dándome amor para consolar éste pobre corazón que te empeñas en descuidar.”- dijo ella cuando azotó la puerta del coche. Sacó sus llaves, abrió la puerta de la casa, entró y finalmente azotó la puerta nuevamente, enfurecida.

Una vez dentro, sentada en la sala, se quitó los lentes y se quedó mirando al vacío un largo rato, pensando:


“Pinche Batman ¿dónde estás?”…

viernes, 4 de julio de 2008

Art


We must try to paint an other picture…







Imagen de Mon Ton Son