Esta es la pata de Oma.
Ella es grande, como pueden apreciar en esta fotografía de su pata contra mi muslo.
El domingo antepasado Oma comenzó a parir a sus crías y terminó tres días después.
Fueron en total 15, algunos nacieron muertos, otros se veían sanos, pero dos días después todos los 15 habían muerto.
Cuando menos de media camada estaba todavía viva, mi madre llamó a un médico para saber si había algo que pudiésemos hacer para ayudar a los que quedaban vivos. Este mediocre le sugirió a mi madre que la razón por la que los recién nacidos estaban muertos era porque “A veces hay buenas madres y a veces hay malas madres”, y aparentemente nos había tocado una mala madre.
Sentí extraño este diagnóstico ya que yo había visto a Oma parir y atender a los primeros ocho que nacieron. Los lamió y les cortó el cordón a todos los ocho, comió las bolsas grisáceas que los envolvían y los iba acercando lo más que podía a su vientre. Se veía muy segura en lo que hacía.
El problema en realidad no fue un instinto maternal atrofiado; ocurrió que durante el parto, uno de los fetos se quedó enredado y murió dentro de ella. Bloqueó el canal para los otros que quedaban adentro. Eso retrasó la labor de parto y produjo una inflamación en las glándulas mamarias, bloqueándolas e infectando. Esto se conoce como “Mastitis” y si alguna vez has tenido tetas sabrás, o podrás imaginar, lo mucho que llega a doler que se bloqueen los conductos de esa zona. Oma no pudo alimentarlos, no porque fuera una mala madre sino porque estaba a punto de morir de fiebre y dolor.
Nosotros, pensamos que estaba decaída por el parto, pero no entendíamos porqué no permitía a las crias comer. Al principio creímos que era un proceso de selección natural, Lo habíamos visto antes con otras camadas. Cuando la madre, por instinto, aleja a una cría del alimento suele tener una explicación y regularmente es que ese cachorro viene mal (y les prometo que me ha tocado ver lo equivocado que es tratar de salvar a esas crias que por sí mismas no podrían sobrevivir ni un ventarrón). Además en mi familia, con respecto a las mascotas tenemos ciertos principios. Uno muy importante rezaría: no es inteligente acercarse demasiado a una hembra parturienta, mucho menos si esta tiene el tamaño para arrancarte la cabeza de un solo mordisco; nunca sabes bien cómo van a reaccionar las madres durante los partos.
Pero el miércoles Oma tenía dificultad para respirar. No notamos la fiebre y como había estado bebiendo agua, pensamos que estaba fatigada pero bien. Todavía había dos vivos. Pero al final no quedó ninguno. Otro veterinario inyectó a Oma una fuerte dosis de antibióticos, que le dieron la fuerza suficiente para levantarse.
Y cuando logró ponerse en pie, lo primero que hizo fue ir, angustiada, a buscar sus crías
Mala madre ha de haber sido la de ese veterinario Freudiano hijo de cabra.
En este momento Oma está internada en el hospital, y parece responder favorablemente a los tratamientos, pero todavía no está fuera de peligro.
6 comentarios:
Bueno, lo importante es que Oma vuelva a estar en condiciones físicas de arrancarle la cabeza a alguien.
Y siento lo de la angustia.
... de arrancarle la cabeza al veterinario estúpido... Lo siento mucho Panda... debe haber sido de lo más feo asomarse a cada rato para ver los perritos y que se fueran muriendo... pero ustedes hicieron todo bien, así que ahora, a estar tranquilos y a cuidar mucho a Oma... Dénle muchos abrazos cuando puedan...
* ¿qué tal un post con el nombre del veterinario psicoanalista? ¿Quién quita que la vida nos haga llamar a ese precisamente alguna vez?
dale un abrazo de mi parte a tu perrita. veterinario hijo de puta.
Uff, qué mala onda. Espero de todo corazón que Oma se recupere.
¿Ya no vas a escribir o qué está pasando, Panda?
Panda ¿cómo está Oma?
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