lunes, 22 de junio de 2009

El rey me puso de rodillas

Ayer paseaba con Leni por el parque. Todo iba de maravilla. Me detuve en una explanada llena de perros de distintas razas para que socializara.
Inmediatamente comenzó a jugar con un cachorro doberman, al cual su dueño no le había cortado la cola ni las orejas, lo que le daba una pinta amable y amorosa.
Se mordieron, se olieron, corrieron.
Yo platicaba con el dueño, cuando el simpático doberman, tratando de huir de Leni, se estrelló a toda velocidad contra mi, golpeándome con el lomo exactamente en la rodilla derecha.
Escuché un leve crujido y pude sentir como la articulación salía de su lugar unos instantes, mientras caía al suelo.
Mierda-pensé.
Mierda-grité.
Cuando terminó la caída, todos los perros consideraron que debían incluirme en su juego y se lanzaron sobre mi a lamerme.
El dolor comenzó, pero no fue agudo ni insoportable. La lesión era leve, yo lo sabía.
Y entonces...¿Porqué cuento esto? ¿Qué podría importarle a los amables lectores que ocasionalmente visitan este lugar un evento tan irrelevante?
Pues estando yo tirada con la rodilla seudo-dislocada, el dueño del simpático doberman gritó:
¡¡Elvis Aaron!!! ¡Perro malo!!
Y una vez más, el rey me puso de rodillas.
En esta ocasión puedo decir: It hurts me...literal.

1 comentario:

Ondina dijo...

jajajaja!!! buenísimo!!! Larga vida al Rey!!! Y qué bueno que no fue grave. Saludos!