Quería hablar de él.
Llevo meses queriendo hablar de él.
No puedo. Cada vez que empiezo, me detengo.
Quiero hablar de él y no encuentro la manera.
¿cómo hacer?
Necesito hablar de todo el tiempo que cabía en el departamento cuando él perseguía destellos en los discos o jugaba con el chorro del agua. A veces me gritaba desde el otro cuarto para que lo viera, demandándome como un niño pequeño algo de atención. Otras, me convidaba de su sillón y su atardecer y yo me sentía privilegiada y entera, aunque luego me odiara profundamente.
Aunque me alejara de él sin explicación.
Quería hablar de esos días de soledad en la escalera mientras el teléfono guardaba un silencio terrible y yo, absurda, lo descolgaba de vez en cuando para ver si en verdad estaba funcionando porque nunca había tenido un teléfono con semejante mutismo; y él me dejaba tocarle la cabeza, y con suavidad apoyaba sus uñas en mi cara como diciendo: "podría arrancarte los ojos, pero no quiero..."
Esos días de decir nada más una palabra, y que esa palabra fuera solo para él.
Y un día, como si él nunca hubiese llegado, todo quedó en silencio.
No más sus ojos de cuchillos, no más su pelo en mi almohada, no más su pecho contra el mío.
Fue el alivio más amargo el de su plato vacío...
4 comentarios:
TEODOOOOOOOOOROOOOOO....ME ACUERDO Y ME DA UNA PUNZADA EN EL CORAZÒN...ME DAN GANAS INCONTENIBLES DE LANZARLO POR SOBRE EL SILLÒN COMO ERA COSTUMBRE...(SE QUE EN EL FORNDO LO DISFRUTABA)
Si, de verdad disfrutaba ser arrojado por los aires. La Nuri y yo le apodamos "Teodoro Meteoro".
Un auténtico gato volador...
ayyy, quiero llorar...
¡No sabía de Teodoro!!!! Lo bueno es que ahora andan Simona y él correteándose quién sabe dónde...
Publicar un comentario