Hace unos meses iba caminando con una amiga por Álvaro Obregón, muy cerca de la plaza Luis Cabrera, cuando una señora de aproximadamente 80 años, excesivamente maquillada, cabello teñido de naranja y atuendo de terciopelo estampado de flores tropicales se cruzó con nosotras y nos abordó diciendo muy exaltada: "Que bonitas muchachas, que bueno que todavía queda algo de gente bonita en la Roma".
Mi amiga y yo nos ruborizamos, agradecimos el terrible cumplido, que encontramos incómodo e inapropiado; nos llamaba bonitas a nosotras y fea a la colonia completa. Apresuramos el paso. Después de un rato comentamos: "bueno que rara mujer, pero que esté vieja no significa que esté ciega, claro que estamos bonitas". Y nos sentimos finalmente halagadas.
Pero hoy mi halago creció porque al pasar por la plaza Rio de Janeiro, ho dulces sorpresas de la vida, vi a la misma mujer, el mismo traje, el mismo exceso de maquillaje. Estaba parada frente a un arbusto de la plaza y le decía exaltadísima: "Que bonita, pero que bonita estás, que bueno que todavía queda gente bonita en la Roma"... y me pareció ver como el arbusto se ruborizaba.
2 comentarios:
EXCELENTE!!
AL PRINCIPIO CREÍ QUE ERA UN FRÍVOLO POST QUE EXHALTABA TU VANIDAD, PERO EL FINAL ME DEJÓ "PATIDIFUSA" XD
MUY LINDO
La señora esa es ya una leyenda. Parece que le dice lo mismo a todos (aunque no dudo que en tu caso sea cierto). A mí nunca me lo ha dicho, o sea que no está tan loca.
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