Miro el cabello de Natalia y noto lo largo que está. Caireles dorados asoman por detrás de sus orejas.
Lo encuentro precioso y quiero decirle que su cabello ha crecido como una hermosa enredadera:
-Ven, tengo que decirte algo sobre tu pelo- le digo mientras ella se mece en la silla.
-No quiero- me contesta con una sonrisa provocadora.
-Anda, ven, es importante- insisto tratando de intrigarla.
-Nada sobre el pelo puede ser importante- declara absolutamente convencida.
Ojalá todas fuéramos así, como niñas de cinco; sabias y calaras…aun sin pelo.
-No quiero- me contesta con una sonrisa provocadora.
-Anda, ven, es importante- insisto tratando de intrigarla.
-Nada sobre el pelo puede ser importante- declara absolutamente convencida.
Ojalá todas fuéramos así, como niñas de cinco; sabias y calaras…aun sin pelo.
6 comentarios:
sabia natalia... por contraste, me hace recordar los comentarios estúpidos que he escuchado sobre los arreglos personales y la belleza.
hm...
¡Me encanta ella!!!! Ella sí se salvó de "la taconuda inside" (ya verás mis teorías alrededor del asunto)
Ahí está el toque.
:D
Un cariño a Natalia y un abrazo para tí, con la gratitud de un calvo que mucho les estima.
Sabiduría destilada. Y el dibujo es excelente. Amb@s adorables.
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