"No llamo caballo a
lo que tiene cuatro patas y produce cagajón, sino a lo que maldice el
suelo y me aleja de él, a lo que me levanta y me obliga a no caer, a lo
que me pisotearía hasta la muerte si cediera ante la tentación del
fango, a lo que me hace bailar el corazón y relinchar el estómago, a lo
que me transporta a una velocidad tan frenética que tengo que cerrar los
párpados con fuerza ya que la luz más pura nunca deslumbrará tanto como
la bofetada del aire. Llamo caballo a ese irrepetible lugar donde es
posible perder todo anclaje, todo pensamiento, toda consciencia, toda
idea de mañana, para convertirse sólo en un impulso, para ser únicamente
algo que se despliega."
El sabotaje amoroso. Amelie Nothomb.
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