lunes, 15 de septiembre de 2008

ojos...

Obscuro
Profundamente negro
Un cuarto en el que no es posible distinguir si hay puerta, o alguna ventana. Al principio lo único que veo es la memoria de la luz, marcada en mi retina, desaparecer lentamente.
A lo lejos el sonido de una abeja golpeando un cristal…
Abro los ojos en la oscuridad, después de un rato, y aprendo a ver de nuevo.
Con el tiempo mis pupilas se acostumbran a la densa noche que rige todo, adentro y afuera; se dilatan hasta el extremo, hasta que están a punto de doler. Me acoplo así a lo negro y veo mejor…miro.
El espacio, la altura, las esquinas, pequeños cambio en las texturas, pared, ¿madera? el camino de la puerta a la mitad del cuarto negro…hasta llegar a la ventana y abrirla, aunque la abeja no quiera dejar de golpearse contra el cristal.
Entonces, sin aviso, se enciende todo otra vez, de golpe.
Y nuevamente ocurre:
la ceguera.

3 comentarios:

rf dijo...

Las abejas por lo regular no quieren lastimar. Sólo son torpes o necias. O abejas.

Pandemia en la bañera... dijo...

las abejas son hermosas

Sirena dijo...

...yo ya no puedo ni leer... todo lo veo con mi propio cristal... y entonces ahora pienso que eso se parece a mis días. Apenas se está terminando la ceguera, aparece de nuevo, aunque sea otra... (pronto cambiaré de temas... no te aburras Pandita).